No hay nada más bonito que ver tus recuerdos representados por otra persona y que los haya capturado de una manera tan cercana e íntima que se sientan como un secreto, casi como si no estuviera diseñado para los ojos humanos. Alice Rohrwacher logra esto con su quinto largometraje, Lazzaro Felice (2018).
Lazzaro Felice (2018) es el quinto largometraje de la directora italiana, ganadora de Cannes a Mejor Guión, que entrega una historia tan familiar y única a la vez.
Lazzaro, un joven campesino que trabaja en una quinta fabricadora de tabaco, forma un vínculo con el hijo de su jefa, Tancredi, y debe enfrentar al mundo cuando las consecuencias de esa amistad lo sobrepasan. Lazzaro es presentado como un joven trabajador y obediente, de espíritu servicial y amable, su familia y amigos, la granja, la gran casa de la Marquesa y las montañas y lago que lo rodean es todo lo que ha conocido en su vida y ha sido criado al punto de que el mundo exterior no le genere sorpresa, pero tampoco curiosidad.
Silenciosa pero arrolladora, es como yo llamaría a Lazzaro Felice. Ya era familiar con el trabajo de Rorwacher, siendo La Chimera mi primer acercamiento y he de decir que su cine es largo, y lento pero que penetra a profundidad: su facilidad para enlazar las historias humanas con la tierra, la naturaleza y la vida cotidiana te atrapan; tiene un talento poético de entregar planos generales llenos de paisaje, ambientando al espectador pero también dándole una prueba de lo que sienten sus personajes al verse sobrepasados por la belleza que los rodea y aún así, sintiendo la soledad dentro de ellos mismos. Alice Rohrwacher ha creado cine de realismo mágico con un sello muy personal.
Lazzaro Felice para mí, es el contraste entre la vida del campo y la ciudad, una metáfora para la pérdida de lo que conocemos y cómo lo desconocido puede llegar a ser tan cruel como lo anterior, pero con menos color, más gris. Lazzaro se enfrenta a lo largo de la película a muchas situaciones morales que él mismo no entiende ni quiere hacerlo, porque no sabe qué está mal o qué está bien, solo hace lo que le dicen, solo obedece. Por eso, cuando despierta y su mundo está de cabeza, no pregunta ni una sola vez, porque nunca se le enseñó a cuestionar. El filme está dividido en dos: la vida esclavizada en La Inviolata y la libre crueldad silenciosa de la ciudad. En ambas partes existe lo inhumano y lo familiar, en una hay oscuridad dentro de un mundo de luz, y en la otra es una pequeña luz en la oscuridad.
El contraste del campo a la ciudad, las estructuras de poder del que los humanos jamás podremos escapar está muy bien planteado porque, a pesar de que los amigos de Lazzaro fueron liberados de la esclavitud de la granja, el mundo de una ciudad capitalista los golpeó en la cara, dando un sentido falso de libertad, con sus manos aún atadas a la sumisión.
Lo que me conmovió mucho y convirtió ya a esta cineasta en una de mis favoritas es la sensación de cercanía que genera la película, como de que ya se ha vivido, una historia que aunque sea nueva, se siente como si hubiera estado allí todo el tiempo. Yo crecí en el campo también, entre milpa y maíces, jugábamos con mis hermanos a que las montañas de mazorcas en la casa de mi abuelita eran el mar, entonces, el ver esa tranquilidad y belleza de los colores de la tierra y lo verdes de la siembra me generó tanta familiaridad, como si estuviera viendo a mi pueblo a través de los ojos de esta directora. Porque, Rohrwarcher utiliza la nostalgia campesina italiana no para explotarla, sino para darle una vista única y familiar, para comparar ese pasado fantástico y triste con lo gris y depresivo de lo moderno, que es un contraste durísimo, más porque en el filme no es solo un contraste espacial y de colores, sino también de sentimientos, de familia y de vidas.
Hay muchas escenas entrañables y que solidifican al filme, pero sin duda, la que entrega toda su esencia fue cuando Lazzaro se reencuentra con Tancredi ya viejo, y lo lleva a donde viven todos: el joven marqués y sus trabajadores se reencuentran, y por un momento, Lazzaro siente esa luz cálida de reconocimiento, de que está de nuevo en la vieja casa en La Inviolata, con sus amigos y familia, con las paredes desgastadas, luces parpadeantes y las camas compartidas. Una manera de abrazar el pasado, aceptándolo y recordando lo bueno que fue, extrañandolo por un momento.
Quizás para algunas personas, la película sea lenta e incluso silenciosa, pero, la verdad es que se nota que Alice Rohrwacher hace su trabajo con cariño, porque tiene tantos detalles, tantas cosas que plantea en dos horas, que aunque la veas una vez, la pensarás siempre. Es una memoria capturada en el tiempo, y se siente tan antigua como moderna que da miedo. Lazzaro Felice se encuentra para streaming en Netflix, por si le quieren dar una oportunidad, se las recomiendo muchísimo.
6 Comentarios
Muy interesante, me dieron ganas de ver las películas de Alice Rohrwacher, he escuchado mucho de sus películas y me llaman la atención :)
ResponderBorrarEs una buena recomendación, he escuchado de esta película al igual que su directora, tiene buenas películas, además de que es un cine diferente al que estamos viendo a través del tiempo, que es Hollywood
ResponderBorrarA mi me gustó mucho también! y como dices, es una mirada diferente al cine que estamos acostumbrados
ResponderBorrar😨
ResponderBorrarLa verdad no había escuchado de esta película pero le daré una oportunidad si o si!!
Intersante , no conocia está directora , la verdad la foto se ve genial
ResponderBorrarestas recomendaciones son las que me llaman, más de estas por favor
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